Cada 27 de junio se conmemora el Día Mundial de la Sordoceguera, en homenaje al natalicio de Hellen Keller, que fue la primera persona sordociega en finalizar sus estudios universitarios. Este día tiene como objetivo visibilizar a las personas que en todo el mundo presentan esta discapacidad física y, a su vez, concientizar sobre la importancia de brindar ayuda y colaboración para que estas personas tengan mayor autonomía y puedan mejorar su calidad de vida.
En ese contexto, la doctora Valeria El Haj, directora médica de la obra social del personal de asociaciones deportivas y civiles (Ospedyc) explicó qué es este tipo de discapacidad y por qué es importante el acompañamiento continuo.
La sordoceguera es una condición que afecta la combinación de dos sentidos: el auditivo y el visual. No es una sumatoria de ambos sentidos, sino que tiene que ver con la afectación en la combinación de ambas deficiencias sensoriales. Por lo tanto, se la considera como una discapacidad específica y con características propias.
La afectación en ambos sentidos sensoriales, que puede ser parcial o total, hace que quienes la padecen sufran alteraciones en la comunicación que son únicas y que presenten necesidades especiales para poder percibir y conocer el medio circundante y por lo tanto, desenvolverse en él. Su tratamiento requiere de personal capacitado y de servicios especializados en el tema, así como la promoción de métodos especiales de comunicación para mejorar la calidad de vida de las personas sordociegas.
“Es importante poder conocer este tipo de discapacidad para que toda la sociedad pueda brindar los accesos necesarios y erradicar los prejuicios que no permiten la inclusión”, explica la doctora El Haj. Y agrega: “con respecto a los profesionales de salud, es importante que podamos tener acceso a la formación necesaria para brindar un tratamiento especializado para las personas que padecen esta discapacidad. Sobre todo, es fundamental brindar herramientas para el desarrollo de las habilidades de la vida diaria”.
Los individuos con sordoceguera necesitan el acompañamiento imprescindible de otra persona que sirva de puente y andamiaje. De esta manera, puede codificar su lenguaje comunicacional y sobre todo, ser de lazo con su entorno. La sordoceguera además excede la necesidad de comunicarse a través de lengua de señas, por ello, el tacto se convierte en el sentido preferente, que les permite conocer el mundo y comunicarse. De la misma manera, el acompañante resulta clave en el desarrollo diario.
Es importante entender el compromiso por la inclusión social, la igualdad de oportunidades y los derechos de las personas sordociegas, incluyendo el acceso a la educación inclusiva, la participación en la vida comunitaria y el empleo.